viernes, 13 de diciembre de 2013

STC Metro: Corrupción desde el subsuelo


  • Entre nepotismo y corrupción, Fernando Espino le cuesta más de 900 mil pesos mensuales al Metro.
  • Una persona que gane el salario mínimo trabajará una hora con 22 minutos para pagar dos boletos.


Desde hace varias semanas el Sistema de Transporte Colectivo Metro y el Gobierno del Distrito Federal nos bombardean con una campaña que tiene como fin un hecho que parece consumado: aumentar la tarifa de ese transporte en un 66.6 por ciento, pasando de tres a cinco pesos. El aumento entró en vigor el 13 de diciembre, las protestas desde días antes.

El director del STC Metro, Joel Ortega –impune por el caso New’s Divine, cuando fungía como secretario de Seguridad Pública- intenta explicar que el servicio que se publicitaba como “uno de los mejores del mundo” apenas en la administración pasada, ahora está colapsado.

En 2010 la tarifa se incrementó en 50 por ciento, además no se ha transparentado el sobrecosto que tuvo la Línea 12, el cual no sirvió para enmendar las irregularidades que presenta la línea más joven de la red de trenes naranjas.

El aumento se promueve bajo el argumento de mejorar el servicio, aunque apenas en abril se dijo lo mismo al autorizarse el alza a la tarifa de transporte público concesionado. A ocho meses del incremento, los usuarios no vemos las mejoras por ningún lado: los microbuseros siguen violando el reglamento de tránsito de forma impune y poniendo en riesgo miles de vidas diariamente.

Apenas el pasado julio fuimos testigos del choque de intereses entre Fernando Espino Arévalo, líder del Sindicato del Sistema de Transporte Colectivo Metro, y Joel Ortega. El Sindicato responsabilizaba al titular del Metro de las fallas en el servicio y solicitaba más recursos para rehabilitar trenes.

Lo anterior suena bien, a no ser porque Fernando Espino ha sido señalado reiteradamente por el nivel de corrupción con que se desempeña y su eternización al frente del sindicato. Actualmente el STC Metro desembolsa 817 mil pesos mensuales en 43 plazas de confianza que ocuparon allegados al líder sindical. Por si fuera poco, tres de sus hijos cobran 91 mil 821 pesos al mes, de manera que entre el nepotismo y la corrupción, Fernando Espino le cuesta más de 900 mil pesos mensuales al Metro, sin contar su sueldo y otros gastos sindicales.
Por su parte, Joel Ortega no es ejemplo de transparencia en el uso de los recursos públicos, puesto que usa, al igual que el líder sindical, plazas de confianza y honorarios para emplear a 22 integrantes de la asociación política Ciudadanía y Democracia que él mismo fundó en 2010; incluso aparece reiteradamente en fotografías del portal web de la agrupación. Para darnos una idea del desfalco, tan sólo 16 de las plazas ocupadas representan un gasto de 766 mil pesos, entre salarios y honorarios. Así, los trabajadores cercanos a Ortega y Espino constituyen el sector mejor pagado del STC Metro.

No obstante, uno de los principales argumentos que esgrimen las autoridades es que se trata del servicio más barato a nivel mundial; omiten decir que en París, por ejemplo, el costo del boleto oscila en 30 pesos, pero el salario mínimo mensual equivale a 24 mil 454 pesos, muy lejos del poder adquisitivo mexicano. En París el costo del boleto representa un 1.17 por ciento del ingreso diario; en México, la nueva tarifa representaría un 8.3 por ciento.

Según un estudio realizado por Animal Político, en el que se apoya con cifras de la Organización Internacional del Trabajo y de páginas web de otros Metros, el costo del boleto seré el más caro a nivel mundial: un trabajador que gane el salario mínimo tendría que trabajar una hora con 22 minutos para pagar dos boletos, con lo que el STC se convertiría en el sistema de Metro más costoso entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Según datos que difunde el propio STC Metro en sus espacios publicitarios, entre las cosas que se harían con los recursos, se menciona: “dar mantenimiento mayor a 45 trenes de la Línea 2“, y “comprar 3 mil 705 ventiladores para vagones y 258 compresores”. Lo grave es que esto ya estaba contemplado en el presupuesto de mil 200 millones de pesos que el Metro recibió de la Asamblea Legislativa del DF ¿A dónde fue a parar a ese dinero?

Y ya que hablamos de espacios publicitarios, ¿se ha dado cuenta de la proliferación desmedida de anuncios en casi cualquier rincón del Metro? Ahora ya no sólo tenemos que soportar los decibeles de los vagoneros –mafia que, dicen, resolverán con mil 200 policías- sino que en los andenes se instalan cada vez más pantallas que, aunadas a la música ambiental y el bullicio cotidiano, representan una fuerte presencia de contaminación auditiva.

La cuestión de los dineros en cuanto a publicidad es un asunto muy delicado. En 2010, el GDF pasó de percibir 12.2 millones mensualmente, a sólo 5.5 millones de pesos. La empresa ISA Corporativo -poseedora del permiso para comercializar espacios publicitarios en el Metro- argumenta que el GDF se excedía en el uso de los anuncios, por lo que se renegoció la contraprestación de 50 por ciento del pago en especie y el otro 50 en efectivo; de manera que la relación quedó en 80 por ciento en publicidad y 20 por ciento en efectivo. La empresa cobra entre 150 mil y 400 mil pesos por anuncio.

Debido a todo lo expuesto a lo largo de este texto han surgido manifestaciones ciudadanas de rechazo al incremento de la tarifa: realizan sus consultas, arman brigadas de información y recolectan firmas. Este 13 de diciembre tuvieron lugar las acciones más contundentes en la iniciativa ciudadana #PosMeSalto, acción que se venía dando desde días atrás.

El árbol quemado esta tarde, a pesar que los organizadores se deslindan de alguna relación con quienes ejecutaron dicha acción, nos hace recordar lo encendido de las protestas que se dieron el pasado junio en Brasil y la razón que las desato: el alza en la tarifa de transporte público.



Fuentes:

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Vamos contra todas las reformas: Madres de la "Centauro del Norte"

Por Amaranta Marentes y Alejandro Amado


Padres de la escuela Centauro del Norte
 rechazan la reforma educativa 
Lunes 25 de noviembre de 2013.- Es inicio de semana y la nostalgia invade la memoria al ir camino a la escuela; de niño ese tramo sabe a ganas de recreo. La cita es con madres de familia de la primaria Centauro del Norte, en la delegación Iztapalapa.

La escuela se localiza a varias cuadras del Metro Tezonco, lo primero que llama la atención es un mural de entre 8 y 10 metros a un costado de la entrada trasera, en él se ve un puño en alto acompañado del texto: “Los padres de la Esc. Primaria Centauro del Norte contra la reforma educativa gubernamental, por la educación laica, pública y gratuita. Respeto al Art. 3o constitucional”.

La organización, el proceso

Las madres cuentan que comenzaron a organizarse el 1º de Octubre. Tras una junta, por acuerdo decidieron tomar la escuela a partir del 2 y continuar con el plantel cerrado por 5 días. Durante este lapso se dieron clases extramuros de dos horas. Resaltan que el proceso ha sido difícil en razón de que la mayoría de los padres “saben de la lucha, pero no se integran”. Aunque la mayoría está en contra de pagar cuotas, son pocos los que se reúnen o acuden a eventos fuera de la escuela.

A la fecha gran parte de las madres y los padres acceden a escuchar la información o a firmar documentos colectivos, pero en participación presencial se ve un hueco, comentan. Las madres constantes no son el número que ellas desearían. Una de ellas considera que la falta de apoyo en movilizaciones se debe a la mala información: “como que los presionan, vienen papeles que nos hacen creer que no se va a cobrar”.

Otra madre agrega: “Nunca es clara la información respecto a la reforma educativa; que si sí, que si no. Los medios de comunicación tienen mucho que ver porque están bombardeando de una manera tremenda a los profesores. El problema es que la Reforma Educativa no es entendible, no es nada clara; nos dicen una cosa pero todo es entre líneas”. Las demás entrevistadas asienten.

Las madres explican que leyeron juntas la reforma y afirman que con ello se están educando. Ya no sólo estudian la reforma educativa, sino también la hacendaria, la energética, y las que se acumulen en la semana. Su organización no se limita al plantel educativo, acuden a las asambleas generales y a las manifestaciones. También llevan víveres al plantón de maestros del Monumento a la Revolución.

La Coordinadora de Madres y Padres de Familia del Distrito Federal

Al tocar el tema de la interacción con padres de otras escuelas, las madres comentan que a partir de las asambleas de padres de familia del Distrito Federal han tenido la oportunidad de intercambiar experiencias. Destacan que uno de los acuerdos es llevar comisiones de padres a otras zonas, esto con el fin de llevar información sobre planteles específicos. Así, el vínculo con las escuelas aledañas ésta presente.

Una de las madres, Esperanza, lamenta que la participación en las calles apenas se esté formando y no sea tanta como debería. Considera, sin embargo, que lo que pasa en su escuela es parte de lo que ocurre en las demás.

Enfatizan las madres que tras la asamblea del 9 de noviembre resolvieron conformar la Coordinadora de Madres y Padres del Distrito Federal. Agregan que en este momento ya existe una comisión de prensa trabajando. “El próximo sábado es el primer encuentro ya como Coordinadora de Padres; para ese momento se generará un plan de trabajo con representantes por escuelas y delegaciones. Se tiene que llegar a un acuerdo”.

La lucha es de las madres

Al no estar presente ningún hombre en la entrevista, la pregunta era obligada: ¿dónde están los padres? Las señoras manifestaron que la Coordinadora de Padres está compuesta principalmente por mujeres.

Una madre añadió que muy pocas tienen el apoyo de sus parejas. “A su manera y en medida de su proporción, ayudan. Pero de las que estamos movilizándonos, somos muy pocas las que tenemos el apoyo de nuestras parejas”.

Las jefas de familia hablan de la necesidad del trabajo con la pareja, pues en gran medida es parte de que no se integren más personas. “Mientras una no tenga ese apoyo es muy, muy difícil”, agrega una de las presentes con la mirada afligida.
Sobre el panorama que han visto en las asambleas comentan que sí hay participación masculina, “pero la mayoría de la lucha la están dando las mamis”, añaden.

La represión

Las seis mujeres narran la represión de la que fueron objeto el 24 de octubre, cuando se manifestaban en las inmediaciones del Senado de la República. Había un acuerdo. Mientras una comisión dialogaba con autoridades los demás manifestantes desocuparían el arroyo vehicular. Los padres cumplieron, las autoridades no.

Minutos después de ingresar la comisión, policías comenzaron a agredir a los manifestantes. En el ataque, que no enfrentamiento, una pequeña niña se llevó un golpe en un ojo. “Fuimos reprimidos niños, profesores y madres”, lamentan. Así una madre no podía levantarse ya que fue golpeada en la pierna por un escudo de granadero.

Luego del acto represivo que llevó a cabo la Secretaría de Seguridad Pública del DF, la comisión salió del recinto legislativo, “no rompan el acuerdo”, les decían. “¡Ustedes rompieron el acuerdo!”, contestaba indignada la comisión de padres y maestros que salió a tratar de defender a sus compañeros. Al recordar esa fecha, las madres de la Centauro del Norte mencionan que es parte de la falta de apoyo, ya que otras madres y algunos padres muestran miedo.
 
Mural al interior de la escuela Centauro del Norte. Fotografía: Amaranta Marentes

Sin garantías

A la primaria Centauro del Norte sí han llegado recibos de luz y agua pero no se han cobrado. Las madres narran que llegó un documento a la escuela y que la supervisora de zona les entrego, en él se decía que eran falsos los rumores de que tendrían que pagar los servicios de la escuela.

Sin embargo, al momento de cuestionarla al respecto, la supervisora reconoció “que no les puede garantizar nada”. No obstante les pidió que fueran a comunicar al resto de los padres el hecho de que no pagarían servicios; les entregó un documento firmado por el jefe de región. “Sabemos que son funcionarios menores y que al ratito los mueven; nadie nos garantiza que no nos vayan a cobrar cuotas”.

“Mi mamá me enseñó a luchar”

Esperanza refiere que ha platicado con sus hijos sobre la reforma y su reacción es incluso de desesperación ante la falta de apoyo de los demás padres. “Mis hijos preguntan: ‘¿cómo es posible que los demás papás no se dé cuenta de lo que está haciendo Peña Nieto?’. Ellos están indignados porque los demás no hacen nada, ¿por qué se quedan callados?”.

Otra madre enfatiza que sus niños incluso sacrifican cosas por estar en la lucha junto a ellas, les acompañan a asambleas y mítines. En este sentido, las madres buscan un equilibrio para no desatender su labor como jefas de familia.

“El viernes tuve una entrevista, y lo que hice fue llevarme a mi hijo para que vea que es lo que hace su mamá. El sábado fuimos al plantón (de la CNTE) a donar víveres, y me los llevé. Si una no lo hace de esa forma, los niños empiezan a dudar: ‘¿por qué mi mamá no está ya tanto conmigo, por qué siempre se la pasa en la asamblea y si no en una entrevista?’ Es una forma de enseñarles también a ser conscientes”.

Comenta que sus hijos estaban maravillados en acompañarla en la lucha:“Mamá, vamos a traer más cosas”, “me gustó mucho estar en la cabina”, ¿por qué te preguntan tantas cosas?”. “Uno está aquí por ellos, luchando por ellos”, añade.

Recuerda Esperanza que el día de la visita al plantón los niños cargaban alegres con bultos de ropa al tiempo que daban palabras de aliento: “estamos con ustedes maestros, échenle ganas”. “Sí se crea conciencia”, agrega.

“¿Por qué el Presidente no nos da tantito de lo que gana para arreglar la escuela?”

Otra señora refiere que Óscar, su hijo, al ver en las noticias lo que gana el Presidente y los legisladores, le preguntó: ¿y por qué ustedes hacen kermés? Le explicó que el objetivo es recabar fondos para dar mantenimiento al servicio eléctrico, pues algunas familias no cuentan con recursos para pagar la cuota que, enfatiza, en su escuela es voluntaria.

Ante ello, la pregunta de Oscar fue: “¿Y por qué el Presidente tiene hartos números en lo que gana?, ¿por qué no nos da tantito? Mi papá no pone dinero, pero por lo menos pone mano de obra. Mira los trajecitos que trae, y mira los niños en la escuela, hay unos que no tienen zapatos, sus pantalones les quedan cortos”.

La madre de Óscar manifestó que no pudo contener las lágrimas el día que fueron a dejar ayuda al plantón. “Es bien triste la forma en que están viviendo. Está en desacuerdo mucha gente, pero yo no creo ellos vengan a dormir en el suelo por gusto; ¿cómo es posible que esté pasando todo esto y la gente que está arriba de nosotros no se dé cuenta?”.

Otra madre enfatiza que vivimos orillados al conformismo. “Nos ponen al Presidente que quieren, porque las votaciones son una mentira. No hacemos nada, pero sí nos quejamos porque el dinero no nos alcanza. Desgraciadamente el dinero es muy indispensable, y por eso estamos aquí, porque no lo tenemos”.

Ante la rebeldía, los intentos de cooptación: “Becas “

La madre de Óscar denunció que las autoridades tratan de engañarlos. Refiere que días antes de que cerraran las escuelas, personas de la Delegación fueron a las secundarias y empezaron a llamar a las casas: les ofrecían becas. “Desgraciadamente si les dices que habrá vales, a las 4:00 de la mañana ya están formados, pero si les dices ‘vamos a apoyar una marcha’, y de toda la escuela vienen tres”.

Reconoce que las carencias son ciertas y es entendible, pero se tiene que ver a futuro. “Yo tengo dos hijos en la escuela, si presiono a mi esposo los mete a una particular, ¿pero y los que tienen cuatro, y los que tienen cinco? Además, si pago escuela particular, ¿quién me va a garantizar que mi hijo trabajará en lo que estudio? Mi hija quiere ser médico forense”.

¿Y los jóvenes?

En este sentido, otra madre comparte que tiene dos hijas que no estudian y tampoco trabajan. Manifestó que sin educación ni trabajo, los jóvenes terminarán delinquiendo. “Harán falta más anexos, habrá más drogadicción”, añade la madre de Óscar.

Resienten las madres no sólo la reforma educativa sino la falta de opciones en educación media y superior, además de los bajos salarios que no permiten una vida digna. “Los valores están en la basura, no hay motivación para estudiar: ‘hasta aquí llegas, y ya no hay estudios’. Y entonces, ¿qué va a ser de nuestros niños? Si de por sí ya estamos así, y ahora que nos cobren… Eso es lo preocupante, ya no va a haber una escuela gratuita”.

Destaca la madre de Óscar que en la colonia no hay una preparatoria y los jóvenes que no tienen ni para los pasajes, los padres les dicen: “O te doy para el pasaje, o te doy para comer”. Lamenta que esta situación orilla a jóvenes a dejar la escuela. “Conozco señoritas que han tenido buenas calificaciones en asentamientos, y les toca tan lejos que terminan siendo meseras”.

“Vamos contra todas las reformas, no sólo la educativa”

Mural pintado por niños y madres de familia
 en el exterior de la escuela Centauro del Norte. 
Una de las madres toma la palabra para enfatizar que las personas en el poder están imponiendo una reforma que sólo afectará a los de abajo. “Ellos nunca van a tener a sus hijos en escuelas públicas; las tienen en colegios privados, o en el extranjero. ¿Quién está definiendo esta situación?”, cuestiona. “Los padres lo estamos padeciendo, y la idea es tirar las reformas; todas.”

Destacan que en la tercera asamblea acordaron ir contra todas las reformas (energética, hacendaria, laboral…), ya que vienen entrelazadas. Se muestran optimistas: “con una que se caiga, se cayeron todas”, sentencia una madre.


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